martes, 26 de octubre de 2010

Turista en mi tierra. Barrio Boliviano.

Esta mañana me desperté activa, luego de unos tereres bien helados con Mati, una idea se sembró en mi cabeza y comenzó a crecer desmedidamente, fue cuando, mi necesidad de explorar, me llevo otra vez hacia nuevos rumbos, esta vez, no a un viaje, sino a una pequeña expedición hacia el barrio de Liniers, donde un asentamiento de comercios Bolivianos han plantado bandera para quedarse.
Como la mañana pintaba un poco inestable climáticamente hablando, me decidí por un atuendo preventivo…por si la lluvia.
Botas de goma, campera, anotador y cámara de fotos eran mi discreto equipamiento.
Luego de tomar la Av. Gral. Paz con orientación Riachuelo, note que las superficiales nubes comenzaban a disiparse, dándole paso al sol impiadoso de mi vestimenta.
Al llegar a la intersección de las calles Montiel y José León Suárez y un fortachón camionero seducido por mis encantos freno al iracundo y caótico transito y me permitió estacionar en un lugar privilegiado.
Al bajar del auto con una sonrisa le agradecí el gesto.
Ya me sentía ganadora, había comenzado con el pie derecho. Había estacionado en el punto neurálgico del lugar, tarea casi imposible, hasta ahora.
Con la frase –Que va a ievar, mamita?!, todas la vendedoras de los puestos comienzan la rápida venta, así que cuando al mirar la mercadería acomodada con tanto esmero en uno de los puestos, una señora con la típica vestimenta Boliviana me dirigió la particular frase, la encare contándole el propósito de mi visita al barrio, al escuchar brevemente mi relato señora continuo con su afán de venta e ignoro por completo mis palabras.
Si imaginamos esta escena como si fuera una película en ese momento habría un scraching en la música y mostraría mi cara de PERDEDORA, en primer plano.
Luego de repetir la misma acción con el mismo resultado, miles de veces, decidí cambiar mi estrategia.
Ya que mis encantos, con las mujeres de la comunidad, no tenían ningún efecto, comencé a probar con los vendedores hombres, basándome en la experiencia  anterior del estacionamiento.
Con mis pestañas llenas de rimmel, y los ojos del gato con botas de Shek, comencé a poner a prueba mi teoría, con lo que la música en mi imaginaria película, otra vez fue de felicidad y pude continuar con mi tarea.







El amable vendedor de uno de los puestos, me contó que entre todos los locales y puestos bolivianos se había realizado una asamblea en la que se habían puesto de acuerdo para no dejar que nadie tome imágenes de los negocios, ya que gente que trabaja para la municipalidad, bajo el emblema de “somos fotógrafos de revistas”, toman fotos de los puestos para luego hacer las denuncias a bromatología, municipalidad, etc.
El problema, no es la clausura de los puestos, sino a las exorbitantes coimas que deben pagar para mantener sus puestos y no ser victimas de la confiscación de la mercadería.




A favor del lugar, debo decir que todos los puestos son muy limpios, la comida que se vende en la calle esta muy prolijamente dispuesta, el constante consumo de la misma, no le da tiempo a ponerse en mal estado, ya que el transito de comensales callejeros es muy feroz.






Humitas en chala, empanadas de quesillo y cebolla, empanadas de ricota, refrescos de piña y linaza son algunos de los manjares que ofrece el lugar; directamente en sus veredas.











Si de dulces se trata, húmedos bizcochuelos rellenos con crema y tentadores canoncitos con el mismo interior, sirven de postre para los mas golosos.

La oferta de comestibles frescos y secos invade las veredas, grandes y coloridos cajones y canastos exhiben los mas exóticos productos, ajíes picantes  que impregnan su aroma en el aire, ocas, papaliza, chuño, tunta, quinua, maíz morado, queso de cabra fresco para hacer una rica huancaína, habas secas saladas, tocori para hacer jugo, api para gelatina.





La partes de adentro de los pequeños negocios se encuentran abarrotados de latas simétricamente dispuestas, leches evaporadas y condensadas de todo tipo ingrediente fundamental para un rico suspiro limeño, pescados enlatados, patitas de cerdo en escabeche, ajinomoto, panela y miles de cosas mas.




La venta de frutas frescas también es algo para destacar, maracuya, papaya, mamón, chirimoya, lima, limones, bananas, plátanos verdes para hacerlos asados, banana dulce, frutillas, caquis y mucho, mucho más.






Debo confesar que soy adicta a las especias y a los productos exóticos, por lo que como se imaginan me hice acreedora de un pequeño botín de “cositas para cocinar”.
Luego de extasiar mi vista y mi olfato, decidí ir en búsqueda de algún tentempié para comenzar. La ganadora de la licitación una increíble empanada Santeña, o Santeña a secas, como ellos la llaman, una gruesa masa dulce sirve de contenedor del jugosísimo relleno de pollo, caldo, papa, huevo, cebolla y aceitunas que tiene en su interior.








Para que se figuren el grado de “ jugosismo” que tiene la empanada, sepan que cuando te entregan el plato para disfrutarla, lo hacen que varias servilletas y una cuchara, con lo que la Santeña puede comerse  verticalmente ,disfrutando en el primer bocado el extremo y luego con la cucharita de a poco su interior.






Luego de disfrutar de varias, en diferentes lugares puedo decir que todos los puestos y negocios tienen una excelente calidad, exquisitas! Verdaderamente saben lo que hacen a la hora de hacer empanadas!








Al continuar mi marcha nuevamente visualice un restaurante de comidas típicas bolivianas, que  bautizado bajo el nombre de “Llajtaymanta”, sobre la calle Ibarrola, ofrecía una gran variedad de platos en su carta,  el nombre de uno de ellos, me llamo mucho la atención. “Falso conejo”.
Cuando entre al restaurante, temí que también me ignoraran, pero para mi sorpresa, fui amablemente  atendida por Patricia, una ex estudiante de gastronomía, quien me regalo dos recetas típicas de Cochabamba, Bolivia  y toda su simpatía.


Falso conejo.
Ingredientes.
Para la carne.
Carne de nalga cortada bieenn finita.
Sal.
Comino.
Ajinomoto.
Pan rallado.
Aceite de girasol.

Tuco.
Cebolla
Morrón.
Ají panca.
Tomate.
Caldo de gallina.
Pimentón dulce.
Arbejas frescas.

Acompañamiento.
Arroz.
Aceite.
Ajinomoto agua

Preparación.
Para la carne.
Disponer las piezas de carne y pegarles un poco con un peso, para romperles subvente la fibra, luego condimentar las lonjas con el comino, la sal y el ajinomoto.
Pasarlas por pan rallado apretando con la mano la carne para que pueda hacerse la costra. Reservar.

Tuco.
Reabogar la cebolla, el morron el ají, el tomate y dejar que sude bastante agregándole sal; luego agregarle el caldo de gallina, el pimentón dulce y las arbejas, dejar a fuego bajo.

Arroz.
En una cacerolita poner a calentar algunas cucharadas de aceite, en el volcar una parte de arroz e ir revolviendo con una cuchara de madera hasta que este se haya puesto blanco perlado, luego agregarle dos partes de agua y sal.
Tapar y dejar a fuego bajo, cuando el agua de haya consumido totalmente apagar e fuego y dejar reposar 5 a 10 minutos.
La cocción total del arroz toma de 15 a 20 minutos aproximadamente.





Final.
Calentar en una sartén el aceite y freír las milanesitas rápidamente, luego sin escurrir colocarlas dentro de la cacerola del tuco, dejar que se impregnen de sabor durante unos minutos y luego servir en un plato bien lleno mitad “Falso conejo”, mitad arroz blanco.






…………………………………

Pico lo Macho.

Para la salsa.
Cebolla.
Morron
Carne de paleta en  cubos.
Caldo de gallina.
Salchichas cortadas.
Mostaza.
Ketchup.
Salsa de soja
Sal.
Opcional.
Picante (locoto en polvo)



Papas Fritas.
Papas peladas cortadas y secas.
Aceite para freír.

Decoración.
Aros de cebolla cruda.
 2 rodajas de tomate.
1 huevo duro.
Mayonesa.
Dos aceitunas verdes.
Y banderita de Bolivia.

Preparación.
Para la salsa,
Rehogar bien la cebolla y el morron , luego agregar la carne y el caldo de gallina, dejar reducir 20 minutos a fuego lento, luego agregar unas cucharadas de salsa de soja, la mostaza ketchup, algo de sal y las salchichas.


Presentación.
Freír las papas en el aceite bien caliente escurrirlas colocarlas en una fuentecita bien cargada, salsearlas con la preparación anterior y colocarle como decoración, las dos rodajas de tomate en los extremos del plato, el huevo cortado en cuatro intercalado  y en la cima de todo hacer un copo con mayonesa colocarle dos aceitunas verdes y la bandera de Bolivia, si se desea puede agregarse rodajas de locoto cortado por encima, si es que la salsa también lo contiene, en forma de aviso!


Luego de absorber la sabiduría que Patricia me ofreció, emprendí la retirada con la sensación del trabajo terminado, pero a veces los finales no pueden planificarse tan fácilmente.
Al pasar junto a otro restaurante con el nombre de “Del Valle Bar”, una pegadiza música me conquisto y me llevo al interior de dicho lugar.



Al entrar vi como varias personas como zombies, seguían atentos en el televisor a todo volumen, la historia  documental de Grupo Lasser, que debo confesar, a mi también me atrapo.
Lasser, el orgullo de Potosí Bolivia, ganador de dos discos de oro, que luego de triunfar en Bolivia, Perú, Ecuador, partía rumbo a Europa para conquistarla ,al finalizar el programa, como todos aquellos hipnotizados  televidentes, también les desee suerte en silencio a los hasta el momento, para mi, desconocidos cumbieros!











Una vez que se aquieto mi mente, pude entender que tenia que ordenar algo para comer, ya no podía irme, y luego de visualizar la apetitosa carta, que contenía, fricase, sajta de pollo, chicharrón de cerdo, thimpu de cordero, salchipapa entre otros, decidí nuevamente por una empanada.




Al terminar, casi sin poder respirar, busque mi auto que yacía en llamas bajo el sol y con mi hermosas botas de lluvia pegadas a mis pies, partí de nuevo a casa...






El Barrio Boliviano, es una muy buena opción para salir a Almorzar, las propuestas gastronómicas son todas sumamente tentadoras y por sobre todo, muy económicas, por ejemplo un plato grande, bien grande de comida cuesta aprox. $ 15, no es una ganga??
Por consultas y sugerencias sobre esta u otras notas podes escribirme a:





sábado, 23 de octubre de 2010

Etapa 2, Los valles Calchaquies.



Alta en el cielo.

Luego de la noche de cierre del festival de cine, en donde nos despedimos de nuestros nuevos amigos, festejamos y brindamos por el éxito del evento, fuimos al hostel, para descansar hasta la mañana, cuando emprenderíamos un nuevo viaje a los valles Calchaquíes.

Al despertar, no tan temprano como nos habíamos propuesto, acomodamos nuestras cosas y utilizamos el auto, ya arreglado como guardacosas, ya que si bien estaba listo para otro viaje, no queríamos arriesgar la aventura, que nos deparaba las alturas.
Montados en un taxi, nos dirigimos a la Terminal de ómnibus, en donde tomamos el micro de la línea Aconquija, la cual ofrece un recorrido desde San Miguel de Tucumán, hasta Cafayate, Salta.
Comencé el viaje con mucha excitación, apure mi marcha para ganarle a Matías el asiento de la ventana.
De pasada pude ver muchas plantaciones de cítricos, la entrada de los pueblos de Famailla, Simoca, Lules y demás.
Lugo de 1 hora y media de viaje, el paisaje comenzó a cambiar, los laterales de la ruta comenzaron a cernirse en una espesa selva.
El clima lluvioso y nublado, hacia que los colores se intensificaran aun más, dándole una fosforescencia fuera de lo común a la vegetación del camino.
Luego de unos minutos más de viaje, comencé a notar que ya no estábamos a nivel del mar, varios metros nos separaban de la “superficie”, no es que el micro volara, pero una sensación similar invadía mi cuerpo.
Excitada, comencé a sacar fotos, desperté a Mati, quien descansaba placidamente, le robe la filmadora, hice algunas tomas,  me comí varias galletitas, pensaba, necesito documentar esta experiencia para que otras personas puedan verlo también!
Los oídos comenzaron a taparse, la vegetación verde fluo, fue quedando atrás o mejor dicho…abajo.
Luego de ya casi dos horas de viaje, el camino presentaba una estética muy diferente, a un lado, una inmensa pared de piedra, del otro (del mío), un interminable vacío.

Luego de tanta excitación, el desayuno en mi estomago decidió dejar mi cuerpo, por lo que la próxima hora del viaje, “Disfrute” del paisaje desde la pequeña ventana arriba del excusado.
Luego de estabilizar mis emociones, volví a mi asiento, que por suerte Matías había ocupado, al llegar donde estaba le dije, -deja! Me siento acá;  como si sacrificara mi visión.
Por suerte en las casi ya dos horas y media de recorrido comenzó a aparecer el primer valle, interrumpiendo la altura por aunque sea un rato.
Primera parada, Tafi del Valle, un lugar en apariencia muy bello y tranquilo, desde las alturas, antes de llegar, podía divisarse un gran lago y varias casitas estilo cabañas y construcciones mas importantes, luego de que varios pasajeros se bajaran, el micro continuo viaje hace el siguiente de los valles.
De Tafi en adelante el paisaje cambio nuevamente, mucha piedra, grandes cactus, ríos secos, llamas, cóndores y aridez dibujaban el cuadro.
Llegando a la cuarta hora, atravesamos “el Infiernillo”, una fuerte, fuerte pendiente a 3000 mts de altura, y una vista que más que panorámica era “espacial”, desde donde podía divisarse el final de la cañada.
El rápido descenso nos hizo entrar en un camino con tierra a los dos lados en donde finalmente pude relajar.
Al llegar a los 1997 Mts de altura, encontramos varias casas que vendían artesanías hechas con cardon, telares y vasijas de terracota, una imponente construcción de piedra con el cartel del Museo de la Pachamama, te daban la bienvenida a Amaicha del valle.
Con casi 28 grados de calor, y una diferencia térmica de 13 grados con el último lugar que habíamos pisado, fuimos recibidos inmediatamente por Sebastián Pastrana, un nativo de la zona, quien nos recomendó una serie de hostels para pasar la noche.
Dejando atrás a Sebastián y la pequeña Terminal, comenzamos nuestra caminata por las áridas calles de tierra, queriendo como siempre, hacer nuestra propia aventura.
Como es de esperarse, al llegar a la plaza encontramos la comisaría, la iglesia, la municipalidad y el hospital, y atravesando el desolado parque por el medio, nos alejamos del centro.
Nuestros estómagos estaban gritando “comida” nuevamente, así que buscamos algún lugar donde poder almorzar.

Pese a la hora de la siesta  y el hecho de que era domingo, encontramos el único lugar abierto del lugar.
Frente a la plaza un simpático barcito ofrecía empanadas, tamales, tacos y fajitas.

Luego de un helado y refrescante vaso de soda, pedimos algunas empanadas de llama y otras de pollo, que resultaron en opiniones encontrados con respecto al sabor; a mi me gusto.
Ya revitalizados emprendimos una nueva caminata por el vacío lugar, al entrar a varios hostels, nos dimos cuenta que en ninguno de ellos había gente, cuando digo gente no hablo de huéspedes, hablo de gente.
Al alejarnos varias cuadras de la zona céntrica, descubrimos una hermosa casa de adobe con cartel de hostel.
Como era de esperarse tambien estaba vacía, abierta, pero vacía.
El peso de nuestras cosas comenzó a hacerse insoportable, con lo que decidimos dejarle los bolsos y una nota a los dueños del lugar que decía:

“somos Matías y Celeste, dejamos nuestras cosas porque nos gustaría quedarnos acá, les dejamos nuestro numero, gracias”.

Adorables gatitos del hostel.

Al abandonar el peso de nuestras cosas, nos adentramos en caminos desconocidos, luego de una larga caminata por un camino de ripio, encontramos una acequia que alimentaba el suministro de agua del pueblo, luego de una refrescadita y un breve descanso, alcance a ver a como una anciana y su perro atravesaban el hostil camino.

Al acercarnos a ella, su fiel perro, nos hizo una advertencia mostrándonos sus afiladas fauces, enseguida la señora le grito y el fiel animal volvió a su lado.
Luego de entablar conversación con la anciana y amable mujer llamada Victorina, nos contó que estaba paseando a sus cabras, ya que su marido estaba enfermo y no podía ciuadarlas.


Victorina.
La breve conversación con Victorina, dio como fruto un secreto camino que nos llevo a un punto alto difícil de alcanzar.
Estando en el nuevo camino, un mensaje de texto que decía “Ya llegamos, los esperamos con Mate”, Sol y Juan.
Al volver al hostel, fuimos interceptados no solo por la joven pareja, sino también por Joaquín, el pequeño hijo de ambos.




Al llegar al lugar, luego de uno reconfortantes mates y charla con nuestros nuevos anfitriones, decidimos descansar un nuestros cansados cuerpos en la acogedora habitación.








Al despertar, habíamos decidido que era un muy buen lugar para cocinar nuestra comida, ya que hacia mucho tiempo que no lo hacíamos, entonces salimos en búsqueda de los ingredientes para la cena.


Verdaderamente fue muuuyy difícil conseguirlos ingredientes, ya que estaban todos los almacenes cerrados, pero luego de una larga recorrida ya teníamos las cosas.
Al volver al hostel nos avisaron que todos los pasajeros del lugar comen juntos, la comida que Juan prepara, con lo que decidimos, reforzar los tallarines que Juan cocinaba, con un guiso lejendario para chuparse los dedos.
Dos chicas francesas Camila y Francia (como la llamaban ellos), Adrián, de San Antonio de Padua,  Antoine otro Francés que venia recorriendo el continente en una extraña bicicleta y Juan, Matías y yo, compartimos la mesa.
Todos comimos todo, hicimos sobremesa y nos fuimos a descansar para afrontar el día que vendría.



Cascada para cascarse.

En nuestro primer despertar, un rico desayuno con café con leche, pan casero, manteca y mermelada, nos dio tiempo a decidir el destino e la expedición del día, “Cascadas del Remate”, 8 Km. de caminata total, ruta de ripio hasta llegar al dique y luego seguir la acequia que nos llevaba hasta la entrada del Remate.



















Es la unión de dos cerros que aprietan la salida del agua de un rió, convirtiéndolo en cascada en el final.
Al entrar al corredor entre los dos cerros, la energía de Agua y piedra invadió mi alma, a los márgenes del pequeño rió minúsculas playas de arena conducen al final y el forman el escenario perfecto para el amor libre y natural.

Tomamos sol, nos refrescamos en el hidromasaje natural que formaba la cascada, almorzamos unos improvisados sándwiches de atún hechos por Matías.
Luego de algunas horas de soledad, llegaron dos Francesas y su perro a invadir nuestra cascada. Con toda naturalidad ellas y sus senos al viento, se comenzaron a broncear.
Antes de irnos del lugar, luego de muchas horas bajo el sol, nos dimos nuestra última

                                                                                                        bendición bajo la fuerza bruta del agua.
No podemos prometes volver a verlas, pero si, no olvidarlas jamás.







Exhaustos de tanto sol, emprendimos nuevamente la caminata que nos llevaría de vuelta al hostel, luego de seguir el camino de la acequia, otra vez en la ruta .










Luego de un rato de andar una  hermosa música comenzó a hacerse más y más presente en el lugar, como si viniera hacia nosotros.

Luego de unos instantes un antiguo colectivo Mercedes Benz, con un altoparlante al frente, pasa muy lentamente a nuestro lado con rumbo contrario a nuestra dirección.
La sorpresa fue tan grande que no alcanzamos a reaccionar, ya se había ido.
Tras media hora de caminata y silencio, la música se volvió a escuchar, esperamos varios minutos hasta verlos nuevamente, la velocidad del vehiculo y la quietud del lugar hacían imposible precisar la distancia del sonido.
Al verlo aparecer por la cerrada curva de tierra, decidimos hacerle dedo para poder develar el misterio.
El conductor nos invito a subir amablemente, sin preguntarnos nuestro destino, cosa que a nosotros, no nos importaba tampoco, solo queríamos montarnos en la genial maquina.




Si creíamos que era genial antes de subirnos, no había palabra para describir la surrealista imagen.
Una tienda de ropa móvil, largos percheros con coloridas prendas adornaban los laterales del interior del cuatrimotor, al fondo un coqueto probador para los potenciales compradores cerraban la imagen.
Elva y Lalin, son vendedores móviles desde hace ya mas de 20 anos, por los valles Calchaquíes, Salta y Chaco,  la llegada de la música a las casas anuncian su presencia.
Al costado del camino algunas mujeres movían sus manos en señal de Stop, saludos, preguntas, pedidos y  pagos, fueron el adorno del trayecto.






Al llegar al final del viaje, descubrimos que estábamos muy cerca de nuestra parada también, un saludo afectuoso dio como resultado, el final del viaje.








Al llegar al hostel, decidimos que esa noche, por ser la ultima, seria bueno salir a comer por ahí.
Luego de un baño caliente y un merecido descanso, nos dirigimos directamente a un comedor que habíamos visualizado al bajar del  micro boutique.
Un amable y alegre señor nos ofreció unas empanadas fritas, humita en chala y una helada Norte.
Luego de una ideal cena bajo las estrellas de Amaicha, volvimos al hostel a disfrutar de la cama.



Arruinados en Quilmes

Bien temprano por la mañana decidimos visitar, las “Ruinas de Quilmes”.
Luego de compartir un hermoso desayuno con Juan, Sol y Joaquín, ya con varias Tortillitas Tucumanas encima, arrancamos a nuestra próxima y ultima aventura en aquel hermoso lugar.
Dejando todas nuestras cosas preparadas para nuestra partida a la vuelta de la expedición,salimos con destino a las ruinas.














El camino a las ruinas es algo largo, si no se tiene vehiculo propio, la empresa Aconquija, te lleva a la entrada del camino, cuando digo entrada, no significa que te deja en las ruinas propiamente dicho, sino que te deja en un camino de tierra y ripio de 5 Km., sin sombra.
Con aproximadamente 32 grados comenzó nuestra caminata.
Al llegar a las ruinas estábamos muy cansados, pagamos una entrada de $5, que incluye el uso de los baños y la explicación del Guía.



Inmediatamente nos unimos a un grupo de personas que escuchaban atentamente la explicación.

“Desde tiempos inmemorables, esta ciudad fue el centro de desarrollo social y cultural del pueblo de Quilmes, en la arte, medicina, alimentación, astrología y sobre todo poseían una cosmovisión espitirual del mundo que nos rodea.
Luego de la invasión Española a este lugar, los Quilmes fueron llevados a Buenos Aires a pie, la peregrinación tenia como prisioneros a 2000 nativos, de los cuales solo llegaron 400,  algunos murieron de agotamiento, otros se auto extinguieron y otros perecieron  de extrañas y desconocidas enfermedades.
Al llegar a buenos Aires, se asentaron el una geografía extraña para ellos, ese lugar fue bautizado por los españoles, “Reducción de la exaltación de la cruz de los Quilmes” mas conocido hoy como “Quilmes”.
Morteros astrologicos .



Comenzamos nuestro paseo visualizando unos morteros con diferentes utilidades para moler cereales, semillas y especias.



Tambien se encontraron "morteros " astrologicos, estos huecos en la pidra estaban alineados especificamente para que cuando en la noche se los llenara de agua, refleje alguna constelacion en particular.






Terrazas de cultivo.



 Al ser un pueblo conquistado por los Incas, los quilmes, aprenden a sembrar en terrazas de cultivo, alimentadas por los sistemas de riego, aprovechando los recursos del lugar al máximo.






Luego de recorrer y visualizar el lugar, me tome unos minutos bajo un enorme cactus para apreciar el esplendor del lugar.


Luego de unos momentos de soledad absoluta un extraño ruido se hizo dueño del ambiente, al mirar a mi alrededor como un tornado negro, un enorme enjambre de abejorros negros venia hacia mi, con suma tranquilidad me quede en mi lugar, temiendo que si me movía los alocados insectos me asesinaran sin mas testigos que esas antiguas piedras. Para mi suerte me teoría surtió efecto, los zánganos salvajes se alejaron de mi sin mas.









Al reencontrarme con Matías, que había ido a explorar tal como es característico en el, las máximas alturas del lugar, fuimos a uno de los miradores desde donde los nativos vigilaban la llegada de posibles invasores. Las atalayas.







Cuenta la leyenda que la fortaleza era imbatible, el problema fue, que les cortaron el suministros del agua tapando las acequias que alimentaban la ciudad y de esa manera los hicieron bajar para luego, capturar algunos y exterminar a otros.













Al descender de las ruinas, nos tomamos unos momentos para refrescarnos y degustar una tortilla de Queso de cabra, que sabia como los dioses.




Siendo las 13 horas y con 35 grados, emprendimos la vuelta por el soleado camino de los 5km de tierra.
Al llegar a la ruta visualizamos como un espejismo, un cartel tallado a mano que decía, bebidas frías, artesanías Diaguitas.
Entrando a la gran edificación que el cartel indicaba, un nativo Diaguita, degustaba una helada Coca-cola, y una grande de muzarella al ritmo del reggaeton, cundo le preguntamos por las  bebidas nos dijo que no vendían nada, y como quien no quiere la cosa, nos indico un lugar donde si vendían bebidas, a un Km. de allí.
Dejamos atrás al poco amable, egoísta y descortés indígena, para pretejernos bajo unas ramas secas del calor abrasador del desierto.
Las opciones eran dos.
Esperar que pasara el micro nuevamente a las 3 de la tarde.
Hacer auto stop.

No demasiados vehículos pasaban por allí, la mayoría en dirección contraria.
Un automóvil en nuestra dirección ingreso al “ lugar de artesanías y bebidas frías” y salio rápidamente, al hacerle dedo se detienen , bajan la ventanilla que dejaba sentir el helado aire acondicionado, un señor mayor claramente indígena, me dice que si estábamos apurados, podíamos tomarnos un remise, en el lugar de artesanías.
Cuando la bronca y la indignación estaban invadiendo nuestros cuerpos y mentes, una camioneta F-100 se detiene a nuestro lado invitándonos a subir.
Tres hombres mayores José Manuel, José y Pedro recorrían el país realizando control de plagas. Orgullosos de sus tareas nos contaron del trabajo que hacen por la gente y lo importante que es.
El contraste de solidaridad  de estas personas, fue un mimo para el alma,  pudiendo dejar atrás aquellos incómodos sentimientos. Los amables hombres nos dejaron en la puerta del hostel (Que no les quedaba de paso en absoluto), dándonos tiempo para poder disfrutar de un momento de descanso antes de la partida.

Luego de despedirnos de la gente del lugar, aguardamos la llegada del micro que nos llevaría de nuevo a la ciudad de Tucumán para el reencuentro con nuestro auto, y la vuelta a casa.



Links de Interés.

Pacha Cuty Hostel.  http://amaichaviva.blogspot.com/ .
Empresa de Transportes Aconquija. (0381) 433-0273.

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