Odisea Automotriz.
La idea del viaje comenzó como una pequeña escapada a Tucumán, para asistir a un festival de cortos cinematográficos, al que Matías, mi novio, había sido convocado para ser jurado en la competencia en la que participaban 12 cortometrajes nacionales.
Durante la maduración de la idea, comencé a buscar alternativas para hacer una pequeña investigación gastronomica en Tucumán, y en el proceso descubro que existe algo llamado “la ruta de la empanada”, que quiere decir esto; en el mes de febrero se realiza la “Fiesta de la empanada”, en la que participan un montón de personas de diferentes ciudades de Tucumán, Yerbabuena, Simoca, Tucumán & Faimalla, durante varios días un jurado degusta las empanadas y luego elije la mejor.
Luego de varios anos de evento se crea “la Ruta de la empanada”, con la mejor selección de empanadas Tucumanas de las diferentes localidades, este listado esta abalado por la secretaria de turismo e incluye un listado con mapa de los diferentes comercios, bares y restaurantes donde se elaboran estas delicias.
Con esta idea prepare un listado de actividades paralelas al festival para aprovechar el viaje a full.
Luego de unos días de preparación emprendimos nuestro viaje.
Saliendo a las 6.30 a .m., tomamos la Gral. Paz con destino a Tucumán, luego tomamos Panamericana pasando por Campana, Baradero, San Pedro, Rosario….a este punto el calor comenzaba a hacerse presente, ya que nuestro aire acondicionado había dejado de funcionar. En la preparación del viaje, Matías, quien es extremadamente meticuloso con la revisión del auto, a la hora de hacer un viaje de tan larga distancia, había hecho una puesta a punto de unos “problemitas de menor importancia”, en el auto. El mecánico aseguro que el auto estaba en perfecto estado, para el viaje, antes de hacerle nada, pero igualmente decidimos ajustar algunas cosas, por recomendación de otro mecánico amigo, de mucha confianza.
Sin aire acondicionada y el sol en nuestros rostros continuamos nuestra aventura rutera, poniéndole la otra mejilla al mal humor y prescindiendo de un clima apropiado para el interior del autocarro!
Cae la noche, luego de 900 Km ., llegamos a La Banda , Santiago del Estero, luego de una breve parada que incluyo, bebidas frías, baño y estiramiento de piernas, nos ponemos en marcha para continuar, nosotros, ya que el auto no arranco. Sin omitir opinión, me quede en silencio, al margen del ataque de ira que sabia que vendría en unos segundos por parte del conductor. El miro y me dijo, como tratando de convencerse – Es normal, si lo dejo que enfrié un poco, volverá a arrancar. Dicho y hecho, el auto arranco perfectamente luego de unos minutos y continuamos nuestra ruta. Para tomar la siguiente ruta que iba de La banda a Tucumán, debíamos atravesar la ciudad y tomar la ruta 9, que nos llevaría a nuestro destino final.
De camino en un semáforo el auto comenzó a hacer unos extraños sonidos dentro del capot, pero no le dimos mayor importancia y continuamos nuestro camino. Faltando tan solo 8 a .m. para las Termas de Río Hondo y 80 Km . mas para Tucumán, decidimos cargar combustible en la única estación que vimos en el camino luego de un laaaaarrrrgoooo trecho, al bajar la velocidad el ruido insignificante de la parada anterior comenzó a hacerse mas y mas presente. Al abrir el capot unos pequeños fuegos de artificio, danzaban en el interior del auto. Diagnostico reservado.
La decisión fue, llamar al servicio de remolque, para que una vez en Tucuman, pudieramos revisar y arreglar lo que sea que sea.
Dos horas y media de demora era el tiempo estimado para nuestro rescate. A esperar.
Trate de calmar a Matías diciendo cosas como –podría haber sido peor, - fue una desgracia con suerte!, sorprendente mente el clichés funciono, y nos entregamos a la larga espera.
Asientos reclinados y música de fondo, nos permitieron disfrutar de un escenario más que pintoresco, lo que parecía una tranquila playa de estacionamiento resulto ser un prostíbulo móvil, donde cuatro chicas de la noche, alegraban sexualmente a los cansados camioneros luego de un pesado día de manejo.
Realmente me llamo la atención la cantidad de trabajo que tenían, la modalidad era, saludar a los muchachos con beso en la mejilla, como viejos amigos, acompañarlos al oscuro camión y luego de unos cortos 10 minutos, previa pasada por el baño químico al costado se la estación, volver al circuito de la oferta de amor rutero.
Suena el celular, Núñez al teléfono; ese era el nombre de nuestro remolcador, llamo para avisarnos que a 1 Km . de nuestra locacion habían chocado un Micro y un automóvil y estaría detenido por mas de dos horas ya que “Había cuerpos en la ruta”.
Viendo que había gente a la que le había ido peor que a nosotros, la frase – Fue una desgracia con suerte o – podría haber sido peor, recobraron vigencia y previo “sanguche de milanga”, decidimos dormir hasta que llegue Núñez.
Luego de la llegada de Núñez, todo fue borroso para mi, una viva conversación en la cabina de la camioneta del remolque entre nuestro rescatista y Matías, me hacia ruido a lata en la cabeza, como una fuerte resaca. Ya hacia mas de 24 horas que estábamos viajando y no veía la hora de llegar al hostel.
Finalmente, llegamos a la puerta del Hostel Tucumán, en donde pasaríamos las siguientes 3 noches.
A pesar de ser las 6 de la mañana, nos recibió Flavia, una chica rastosa de amplia sonrisa que nos invito a pasar y nos dio la bienvenida.
Luego de festejar y agradecer a los dioses nuestra llegada, nos desplomamos en la cama, balbuceando la promesa de “mañana nos va escuchar”, (el mecánico de Buenos Aires).
Primera Impresión.
Fuertes voces me sacaron de mi sueno, preguntas, directivas y un extraño sonido que se alejaba y volvía despertaron mi curiosidad y mi mente.
Al salir de nuestra habitación, descubrí a un joven tucumano de pelo rojizo, dando indicaciones en un muy simpático Ingles, a dos turistas. Sin hablar le dedique una dormida sonrisa y fui al baño a prepararme para afrontar el día.
Mientras desayunábamos al aire libre, nos tomamos el tiempo para observar la belleza del lugar, una casona antigua, decorada con muy buen gusto. La imponente entrada de vitral, era el marco perfecto, para aquel lugar, una rueda de la fortuna en monocromo, y una antigua señora eran las imágenes elegidas, para decorar la galería externa del patio del lugar.
Hostel Tucuman. |
Desayuno, tortillitas, facturas, jugo de naranjas & cafe con leche. |
Habitacion, hostel tucuman. |
Dos hamacas paraguayas, amarradas a las antiguas columnas de impactantes molduras, te invitaban a descansar.
Patio, hostel tucuman. |
Un estrepitoso ruido, hizo revivir la curiosidad que me levanto de la cama.
Lucas el pelirrojizo joven de la recepción, calzaba unos modernos rollers que lo ayudaban a desplazarse por los pasillos del lugar .La vestimenta de Lucas, desentonaban por completo con la paz del lugar, pero sin duda le daban ese toque bizarro y diferente del que nunca te olvidas.
Las premisas a cumplir en la mañana eran:
Putear al mecánico de Buenos Aires.
Llevar el carro al mecánico de Tucumán.
Luego de realizadas estas tareas, emprendimos una caminata por la ciudad.
Las construcciones coloniales surcaban la imponente plaza principal, los jóvenes en guardapolvo eran lo que las palomas son, en plaza de mayo.
Transito, ruido y gentío eran la cortina musical.
Venta ambulante de frutas y verduras eran moneda corriente en cada una de las cuadras que caminabamos.
Venta ambulante de frutas y verduras eran moneda corriente en cada una de las cuadras que caminabamos.
Luego de una breve y superficial recorrida por el centro de la ciudad y varias fotos, volvimos al hostel para descansar un rato, antes de la cena.
Luego de una pequeña siesta, siguiendo la tradición del lugar, emprendimos una salida de tapas antes de cenar.
Era muy gracioso como la gente nos miraba, sabían que no éramos de allí.
Mientras degustábamos nuestra primer empanada acompañada por una Norte bien helada, un hombre de unos 75 anos se acerco a nuestra mesa, nos contó que era poeta, pongo música e imágenes en mis poesías, dijo, - las pueden ver en You tube!
Luego de una breve conversación con Jorge Larrovy y varias empanadas encima, partimos hacia la casa de Rodrigo y Vanesa, nuestros anfitriones en Tucumán.
Luego de caminar varias cuandras, entramos a un supermercado para comprar algunas bebidas que llevaríamos a la cena, en la fila para pagar la mercadería, iniciamos una conversación con un grupo de mujeres acerca de las empanadas lugareñas, al salir como un coro de ángeles nos saludaron las encantadoras señoras batiendo las manos y riendo, como una coreográfica despedida.
Al llegar al elegante edificio nos anunciamos en la puerta y el portero nos invito a pasar.
El encuentro con la gente del festival nos dividió en dos, mientras Matías mantenía charlas sobre temas de cine, las mujeres parloteábamos pavadas mientras preparábamos los ingredientes que acompañarían las hamburguesas.
La noche estaba bastante agradable y calurosa, en la terraza del edificio, una larga mesa y una vista panorámica acompañaban la velada.
En la sobremesa, y luego de varias cervezas, Rodrigo el anfitrión presento a los comensales, gente de Córdoba, La Rioja , Misiones, Tandil, Tucumán y Buenos Aires, anécdotas, risas y charlas en diferentes tonadas, adornaban la mesa y dejaban la sensación que no se podría estar en ese momento, en un mejor lugar, bajo la luna Tucumana.
Todos los caminos conducen a Sarita.
El segundo día, Lucas, montado a sus patines, nos informo que debíamos cambiarnos a una habitación compartida, con los demás chicos del festival, que llegaban esa mañana,
Con pocas ganas juntamos nuestras cosas, y las dejamos en otra habitación en donde había dos personas durmiendo, luego de un tímido saludo y una breve acomodada, comenzamos a disfrutar de nuestro desayuno.
Al salir comprobé que las personas que ocupaban nuestra habitación anterior eran Carla y Rosario, dos fotógrafas que conocía de Buenos Aires, por haberme hecho una nota para una revista de Porteña, unos meses atrás. Me alegre de ver en un lugar tan lejano, rostros familiares.
Al salir del hostel, lo hicimos con la idea de comenzar la ruta de la empanada, por los lugares de Tucumán, al comenzar, nos dimos cuenta que era un bluff comercial, ni las mejores, ni las mas ricas, grandes bares y restaurantes importantes portaban una calcomanía de la ruta de la empanada, mi desilusión no pudo ser mas grande al darme cuenta que todo era parte de una atracción para turistas.
Luego de un momento de velar la idea que había muerto, le di vida a una nueva idea, mi propia ruta de de la empanada!!
Trantando se salir del circuito comercial, comencé a hablar con la gente del lugar quienes nos recomendaban diferentes lugares y personas que las hacían.
Con un montón de información y varias empanadas encima, nos dirigíamos a un almuerzo con la gente del festival.
Al pasar por una alejada calle, veo a través de un vidrio, en un pequeño local precario, y una improvisada
cocina y como una mágica epifanía…allí estaba ella…Sarita Figueroa.
cocina y como una mágica epifanía…allí estaba ella…Sarita Figueroa.
Sus cansadas manos cortaban y cortaban carne sin cesar, la observe un momento desde afuera como en silencio disfrutaba de su tarea.
Carne de matambre hervida lentamente, Cortada a cuchillo. |
Entre tímidamente al lugar para conversar con ella, quien rápidamente me recibió muy contenta y alegre, enseguida me mostró varias revistas locales, en donde se la llamaba, la campeona de la empanada!
Con mucho orgullo, Sarita comenzó el relato de su historia.
Su madre, desde muy pequeña, le inculco el amor por la cocina,
Ya a los 10 anos Sara y su madre vendían empanada en el tren de Tucumán, se subían y hacían el recorrido completo, para poder volver a su casa, aunque las empanadas se terminaban en la primera estación.
No me atreví a preguntarle la edad pero sus ojos y sus manos habían recorrido un largo, largo viaje.
Sarita, es conocida en todo Tucumán, es un sinónimo de empanada, esfuerzo y perseverancia.
Hace algunos anos, Sarita fue invitada a colaborar en un festival en San Carlos de Bariloche, la finalidad del mismo era recaudar fondos para la finalización de la obra de un hospital de niños, orgullosa me contaba como su puesto se transformo en un éxito inmediato pudiendo recaudar el dinero que necesitaban.
Con la humildad que caracteriza a los grandes, todos los días de su vida, da comienzo a su tarea a las 6 de la mañana, haciendo los preparativos para la confección de las exquisitas empanadas Tucumanas, tipo 10 las hornea. Con aproximadamente 12 docenas se dirige al frente de la casita histórica, en donde desde hace muchísimo tiempo, ese, es su punto de venta.
Sarita en su puesto, frente a la casita historica de Tucuman. |
Con el pasar de la gente frente a su puesto, sus canastas se vacían rapidante, pero son llenadas de piropos, amor, admiración y respeto, para esta ilustre mujer con un cuerpo cansado y un espíritu joven, hacen de este oficio un verdadero arte.
Al despedirnos, continuamos con nuestra ruta de la empanada, no hizo falta demasiado para llegar rápidamente a la conclusión que; en la ruta de la empanada, sea cual fuere el camino, todo ellos conducen a Sarita Figueroa.
Mercado del Norte, cultura under.
Luego de un riquísimo y entretenido almuerzo con la gente del festival, y ver despiertos a nuestros dormidos compañeros de habitación, continuamos la investigación gastronomica, por un barrio que parecía una especie de Once Porteño, pero en pleno San Miguel de Tucumán, negocios mayoristas atestados de mercadería, mercerías, telas, ropa interior. Nada indicaba la presencia de algún hallazgo gastronomico, pero mi sentido culinario, me decia que algo estaba a punto de suceder.
Luego de una larga, larguisima caminata entre la gente, casi como escondido, veo una entrada de una galería
que decía, Mercado Del Norte.
que decía, Mercado Del Norte.
Con el pulso acelerado y todo mi entuciasmo, me lance a la aventura.
Con una estética similar a la estación de ómnibus de Mar del Plata y el Mercado del Progreso de Buenos Aires, el lugar presentaba infinidad de propuestas gastronómicas para un público netamente local.
Carne de llama, chivitos, cerdos, achuras y embutidos, variedad de quesos de cabra, arropes, dulces, frutas secas, especias, verduras y frutas, son solo una pequeña parte de la variedad que el lugar ofrecía.
Una fuerte influencia de medio oriente estaba presente en los menú de la mayoría de los locales, eso se debe a la gran cantidad de gente de la comunidad Árabe y Sirio libanesa y vive en Tucumán.
Personas muy amables ofrecen desde atrás de una barra, diferentes bocadillos, pizza al corte, sfijas, Kepe, humita en chala, tamales, son parte del menú de este lugar, luego de una extensa recorrida, decidimos que todo parecía apetitoso y bien autóctono, todos los lugares eran potencialmente buenos, finalmente nos decidimos por uno llamado “El Mordisco”.
Una atención más que increíble, relajada y amable, que solo un lugar así, puede ofrecer.
Mientras empinábamos otra cerveza Norte, y algunas deliciosas empanadas, un hombre con asiento contiguo al nuestro en la barra, entablo conversación con nosotros.
Luego de una larga y políticamente incorrecta charla, nos despedimos del singular hombre y las tres amables mujeres que atendían el lugar, para continuar con nuestro camino, la selección de la segunda parada en el mercado, fue: “Pizzería Polo”, en donde las empanadas de pollo son la especialidad, simplemente riquísimas, jugosas y con la temperatura justa.
Ya con la panza llena y el corazón contento decidimos volver a descansar un rato al hostel, porque como dice el dicho, “soldado que se retira a tiempo, sirve para otra batalla”.
Donde pongo el ojo…
El día anterior al pasar por una feria atersanal cerca de la casa histórica, descubrí unos exquisitos alfajores de turrón de miel de cana, el hombre que los vendía, “Pepe”, me dio el dato de quien los fabricaba. Me comunique con Alicia Lucas, repostera artesanal y quede en visitarla al día siguiente para una entrevista.
Por la mañana temprano, luego de una tortuosa noche en la sinfónica de los ronquidos,
varios cortometrajes y cena con los ya, amigos, del festival; nos dirigimos a pie, hasta la dirección de encuentro.
Luego de una larga caminata, llegamos al lugar, la casa de Alicia.
Fuimos recibidos con un fuerte y reparador café hecho por Alicia, un plato lleno de minúsculas exquisiteces para disfrutar y degustar durante la charla, gaznates, colaciones, alfajorcillos era algunas de las pequeñeces que allí se elaboraban.
El emprendimiento comenzó como una salida laboral rápida, debido a que hace 7 anos Alicia perdió su trabajo y decidió comenzar con esta idea.
Hoy convertida en una pequeña gran empresaria, Alicia se encuentra orgullosa y enamorada de lo que hace.
Detrás de la casa, una pequeña pero muy bien equipada Planta de elaboración artesanal, comandada por Alicia y secundada por sus tres fieles colaboradoras, quienes nos regalaron la experiencia de la elaboración paso a paso de los Alfajores de miel de cana.
Alicia pone mucho amor en todo lo que hace y esto se traduce en el sabor de las dulzuras que allí se preparan.
Con una calida despedida, partimos de allí con dos tesoro invaluables: una gran bolsa de alfajores y la receta.
Ruta de la empanada, una falsa mística.
Como conocedora, chef y sibarita que soy, la verdadera ruta de la empanada, me decepciono, no porque las empanadas fueran de mala calidad, sino porque les faltaba alma, lugares grandes de cocineros anónimos no eran lo que yo esperaba.
Aquí les daré algunas coordenadas de mi propia ruta de la empanada.
Sarita Figueroa, todos los mediodía frente a la casita histórica.
Mi nueva estancia, Córdoba esquina Laprida, San Miguel de Tucumán.
Mercado del Norte, todos los puestos parecen buenos.
Siempre en contra de las críticas, no daré los nombres de los tantos lugares que no me gustaron, ya que el gusto es algo completamente relativo, tiene que ver con las costumbres, las familias, los recuerdos y la infancia.
Mi experiencia me hace decirles que prueben todo y no confíen en los gustos de los demás, ya que lanzarse a la aventura siempre los sorprenderá.
Celeste Bennati.
Chef.
Links de Interés.
http://www.cortalatucuman.com.ar/ (festival de cortometrajes)
http://www.tucumanhostel.com.ar/ (Atendido por Lucas, Carlos & Flavia).
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